Carmena es un
personaje con suerte. Nace en los albores de la dictadura y estudia en las
universidades públicas españolas. Sus padres le llaman Manuela. Para
distinguirla de Manuel, aunque a lo mejor no la importaba. Qué más da miembro
que miembra. Supongo que su apellido
sería Carmen, pero como no estaba muy seguro de que fuese inequívocamente
nombre de mujer, se puso Carmena. Igual que Juan-Juana, Luis-Luisa,
Víctor-Victoria, Angel-Angela y muchos más.
Suerte cuando no le
afectó el asesinato del despacho de Atocha. Ella fue uno de los fundadores. De
muy mayor se incorporó a la carrera judicial (que lumbreras porque dicen que no
fue por el cuarto turno. A sus casi 40 años bien se lo curró. O no). Poco después
se hizo la jefa del sindicato de Jueces para la democracia –los otros no lo
eran, demócratas, me refiero. Suerte cuando se casó con un fachas
que contratan a empleados con un sueldo ridículo y los despiden sin un céntimo
–de euro se entiende.
famoso arquitecto
muy amigo de las artimañas de los
Suerte cuando gracias
al sectarismo de Pedronono la hacen alcaldesa de Madrid. ¡Qué más puede
aspirar¡ ¿Y no es muy mayor esta señora? Creía que hay que dejar paso a la
juventud. Aunque sí que lo ha hecho con sus adláteres. Jóvenes de muy buena familia
–como ella- que aceden a altas cotas de responsabilidad política con el único
mérito –por ejemplo- de enseñar las tetas en una iglesia. Va a ser que tendré
que empezar a ir a misa no sea que se presente la mencionada y me deleite por
unos minutos con su torso. Aunque si son como las del “Femen”, casi me quedo en
casa o en el bar tomándome un Cigales.
No hay mal que por
bien no venga. Va a peatonizar la gran Vía de Madrid llenándola de terrazas. Supongo
no le gustará nada al ínclito Antonio Muñoz que dijo hace un tiempo en el Pais “que
La Gran Vía se ha convertido en un zafio shopping
mall de franquicias y no se puede ya casi caminar por plazas ocupadas
por mesas de bares”. Supongo que Don Antonio llevará a su señora Lindo (¿pero no es mejor Linda?)
a la 5, 6, 7ª avenida o a la calle Serrano a comprarle algún bolso de Prada o
Loewe de 3000 € la unidad. Claro, los demócratas –no los otros- ¡como vamos a
comprar en Zara, H&M o Primark¡
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