pocos- los famosos coches Trabant. Viniendo de la zona de los Mercedes, Audis y BMWs y colapsando las calles occidentales, es como si me hubieran abducido unos extraterrestres y me trasladaban a una ciudad totalmente distinta, solo por pasar la puerta de Brandenburgo. Me traje por supuesto un trozo de muro, que por cierto no sé donde lo dejé.
Al los tres años volví otra vez a Berlín y una de las cosas que más se veía eran unos puestos donde se vendían trozos de muro. A pesar de lo grande que era, no parecía suficiente para la gran demanda que había y que se mantendría durante los siguientes años. Pregunté a un nativo por esta curiosidad y me dijo que efectivamente se creía que se hacían muros en garajes que se pintaban con grafitis para después romperlos y venderlos.
Me viene a la mente la moda de dos actividades en garajes. Los Bill Gates y compañía hicieron sus primeros pinitos en el garaje de sus casas (de sus papas). Conjuntos como Shadows of Knight, The Seeds o The Leaves empezaron su música en los garajes de sus casas. En la jerga de música se les llama garaje rock.
Yo soy malo haciendo chapuzas pero espero que mi futuro garaje –ya estoy preparando la mesa de trabajo- me convierta en un figura, y como los inventos del tebeo pueda competir mi Franz de Copenhague con los monstruos del Android, Android, iOS, Bada, BlackBerry OS, BlackBerry 10, Windows Phone, HP webOS, Firefox OS, o pueda crear Whats up cualquiera y me pague el Mark Zuckerberg tropecientos millones…
Angel –me despierta mi señora esposa- levanta que tienes hora en el psiquiatra. Pufff…