Viví una anécdota en el campo de fútbol de mi pueblo –Dueñas. Por aquel
entonces jugaba en la 8ª o 9ª división creo. La entrada era libre y todos nos
juntábamos para resarcirnos de la pesada carga del invierno para prepararnos
para el duro verano. Iba la pareja de la guardia civil porque, supongo, en sus
24 horas de trabajo no tenían un momento para divertirse.
Junto a ellos estaba Berto –acortamiento de Rigoberto- nervioso porque
un empate suponía el descenso automático a la no se qué categoría. Ganábamos
1-0 cuando el árbitro pitó un penalti
–justo creo porque el delantero contrario hubo que sacarle en camilla y ponerle
7 puntos de sutura en el empeine (en aquel tiempo no había protecciones, o no
había dinero para comprarlos) – que suponía el empate nunca deseado por la
afición. Mi amigo Berto nervioso empezó a insultar al
árbitro recordando la
supuesta mala fama de la madre del susodicho.
El guardia civil interrumpió.
-Berto te tengo que poner una multa de 100 pesetas por insulto a la
autoridad.
Berto que era hijo del mayor terrateniente del pueblo –aún no se había
hecho la concentración parcelaria – porque tenía 12 majuelos y 28 parcelas con un total de 18 hectáreas, contesta.
- Tenga –eran muy respetuosos los eldanenses (gentilicio de los de
Dueñas) con la autoridad – usted 200 pesetas Y volviéndose continuó espetando a árbitro.
-Hijo puta, hijo puta.
¿Porque cuento esta anécdota? Hace unos días en el congreso de los
Diputados hubo la votación para aprobar el anteproyecto de la ley del aborto.
Hubo tres votos en contra del grupo del PP. Dos errores y un voto en contra de
Celia Villalobos – diputada y esposa de Arriola, alma mater de Rajoy. Se reunió
la comisión de disciplina del partido y le impuso una multa de 200 €.
Según las malas lenguas, le ha dado 400 € a su maltrecho económicamente
partido y le ha dicho a su presidente: -Hasta la próxima.
No me imaginaba que el mayor amigo del PSOE como el ex alcalde de
Madrid haya presentado un anteproyecto de ley del aborto tan conservador. Yo
creo que es parte de la estrategia de Arriola –esposo de Celia- que para
olvidarse los impuestos, los Bárcenas, los Gurtel, etc. etc. -y como el fútbol ya no llena los espíritus cándidos de los españoles- pensó el ínclito asesor en
el polémico anteproyecto.