miércoles, 17 de diciembre de 2014

Que inventen ellos. Los Americanos.... como siempre.


Como os había prometido paso a comentar algunas curiosidades sobre el ranking de las Universidades del mundo que más empleo crean (Dios me libre de la osadía de hacer un estudio político sociológico de este ranking y más teniendo yo una profesión fundamentalmente técnica; eso se lo dejo a los Arriola y padres de la estadística). Me facilita esto de una lectura tranquila a la luz de una mañana de niebla de las encantadores días del diciembre castellano. Digo encantadora porque como es bien patente, mañana de niebla tarde de paseo.

He preparado una tabla con tres columnas. En la primera coloco el país. La segunda el número de universidades de ese país en el ranking –recuerdo que son 150 universidades en todo el mundo- y en la tercera una valoración que tiene en cuenta su clasificación, dando un valor máximo de 150 puntos a la universidad colocada en el primer puesto y 1 a la que está en el último. Como cualquier lector avizor puede apreciar, esto no es muy exacto, pero no se me ocurre otra ponderación.

Cogiendo las 10 mejores hay seis universidades americanas, dos inglesas, una alemana y una japonesa. La que encabeza el ranking es la universidad de Cambridge. Curioso, el año pasado la que lo encabezaba fue la de Oxford. Se alternan el puesto como las regatas en el rio Támesis (estas regatas entre esas afamadas universidades tienen una audiencia televisiva de 500 millones de espectadores).

Es abrumador el numero de univeresidades de USA. Supone casi el 30% del total. Ahora que china ha alcanzado a Estados Unidos en PIB, se puede ver fácilmente como lo ha conseguido –pena- haciendo jerséis y teléfonos que venden los americanos o europeos a 10 o 20 veces más. Valor añadido se llama. Carama cuanto. He entrado en la biografía de Steve Jobs y Bill Gates y curiosamente no han estudiado en ninguna de las mencionada en el ranking. Supongo que serán las excepciones que cumplan la regla. Invito a que alguien haga una lista de nuevos ricos del mundo y vea en que universidad estudió.

Ahora que esta muy de moda el idioma español; solo 5 universidades (dos mas en Mejico) con un 2,1 % de la empleabilidad del mundo están en la lista que comentamos. Eso dice mucho de la ididiosincrasia de la cultura exportada a Sudamérica. Y si incluimos el área portuguesa, irrelevantes 2 universidades en Brasil sin relevancia alguna.

Es impresionante la envergadura económica de una universidad americana. He cogido al azar la de Stanford. Estudian casi 16.000 alumnos. Tienen 1 profesor por cada 5 estudiantes. Un presupuesto de 1.330 millones de dólares. Hay 700 edificios principales con una superficie de 8.180 hectáreas – un cuadrado de 9 kilómetros de lado, o 8.000 estadios de de futbol que es lo que está de moda- Impresionante. El costo por alumno es de 83.700$ que supuestamente es la matricula que tienen que pagar allí, aunque es posible que haya mecenas y patrocinadores además de la venta de patentes lo que soporte el tremendo presupuesto. Invito a los curiosos que lean la biografía de los fundadores de la Universidad, Jane y Leland Stanford.

He intentado recabar en la Universidad Complutense algún dato que pueda darnos la magnitud de ella y me he encontrado con una página totalmente reivindicativa que da imagen del gran problema que tiene la Universidad pública española.

Permítaseme que haga un juicio de valor. Son bien conocidos los personajes como el rector de la universidad complutense o la camarilla que controla la facultad de ciencias políticas de todos conocidos. Que se puede esperar de ella. De la Universidad quiero decir.

Alguien me dirá que no se puede comparar una universidad privada con la publica, pero por lo menos copiar lo bueno de aquellas.

Parece mentira que los españoles tengamos fama de poco inventores y de copiones como decía Román en un famosos artículo de Miguel de Unamuno:
Román: Inventen, pues, ellos y nosotros nos aprovecharemos de sus invenciones. Pues confío y espero en que estarás convencido, como yo lo estoy, de que la luz eléctrica alumbra aquí tan bien como allí donde se inventó.
Sabino su interlocutor le contestó: Acaso mejor.


¿Y con que facilidad inventamos vericuetos para quedarnos con lo ajeno?


jueves, 11 de diciembre de 2014

La complutense y la capacidad de emplear a sus licenciados

Estudié entre el año 1970 y 1975 mi carrera de química industrial. Por aquella época la Universidad Complutense estaba en continua expansión, no solo por el número de facultades sino por las especialidades que se estudiaban; en concreto la facultad de ciencias se dividió, con la nueva ubicación de la Universidad en la Moncloa, en las cinco conocidas actualmente –químicas, físicas, biológicas, geológicas y matemáticas. A pesar de ello, la sociedad industrial exigía cada vez más especialización en algunas materias que ayudaban el desarrollo industrial de los años 60 y 70, fundamentalmente en el sector petroquímico. De ello salieron las especialidades de química Industrial en la facultad de Ciencias sección de químicas. No fue fácil para mí tomar la decisión de que carrera elegir. En mi cabeza estaban otros proyectos que me atraían mas como las ciencias exactas, medicina, publicidad. Después de una evaluación de todas las posibilidades me decante por lo que iba a ser mi carrera definitiva. Cinco años me duro con solo  un suspenso en junio. Me facilitó que me pudiera adaptar a la universidad la beca que tenía – de Universidades Laborales- desde cuarto de bachiller. O estudiaba o me quedaba ajustando tornillos de métrica 6 en el taller mecánico de mi padre.

La carrera la acabé en junio del 1975 y antes de salir tenía 2 trabajos que me habían ofrecido, quizás porque la Universidad Complutense tenía una gran y bien merecida fama. Solo una pega: las asignaturas marías como la educación física o la del espíritu nacional con sus famosos libros de Doncel. No hacíamos caso ni a unos ni a otros, el que no pasaba las pruebas físicas se le pedía una redacción sobre algún deporte y a quien se le atragantaba la lectura de los libros de Doncel se les perdonaba. Éramos pocos y nos conocíamos. Los profesores encantadores, trabajadores y siempre pendientes de las materias. Nunca se utilizaba un aula para adoctrinar. La laplaciana, la Integral o la derivada eran los dioses menores a los que rezábamos. Las columnas de destilación y los reactores los dioses mayores a los que adorábamos. Todo esto se ensombrecía en muchas ocasiones con disturbios a la salida de clase  cuando los movimientos de izquierda provocaban a los “grises” montando una tangana indescriptible. Cada uno corría por donde podía esperando nos ser diana de las porras bien engrasadas de la policía.

Eran tiempos de revueltas esperando con ansia la muerte del caudillo y con expectación el futuro político de España. Curioso que los que enarbolaron la bandera del cambio – la izquierda y la derecha extrema- no fuesen los protagonistas del mismo. Un heredero de la dictadura junto con el rey hizo de este país en unos meses la transición más pacífica y modélica que se podría esperar.

Mucha introducción para contar algo que tiene que ver con las universidades españolas. He leído el estudio “Global EmployabilityUniversity Ranking”, es decir el ranking de las 150 mejores universidades del mundo para conseguir empleo.

Observandolo con atención es para deprimirse. Solo tres universidades están en ese ranking. La IE segoviana (puesto 29), la del Opus en Pamplona (45) y casi perdida en la lista la Ramón LLull (108). ¿Porque no está la Complutense? Desgraciadamente ha sobrevenido en el sector de la educación en España un proceso de politización que no ha facilitado la calidad de la enseñanza. Es curioso que las tres universidades comentadas son privadas y además con un componente cristiano importante.

No quiero entrar en valoraciones políticas y menos si tengo que convencer a mis hijas, pero creo que en España los políticos deberían plantearse salvar de la mediocridad a la Universidad pública española, salvo como parece, que la utilicen como solaz y reposo de sus guerreros (estómagos agradecidos) y paniaguados ignorantes amigos de lo ajeno.

España y yo somos asíseñora que diría Marquina. Y es lo que nos merecemos.


Próximamente prepararé un juego de números sobre este ranking en donde se ve el porqué los países anglosajones copan los puestos de esta encuesta. Y USA a la cabeza.


miércoles, 10 de diciembre de 2014

Suiza. Las nucleares y los colegios con piscina.


Una bonita mañana de los maravillosos otoños castellanos salimos del aeropuerto de Villanubla hacía un viaje a Suiza; viaje que nos hacia mucha ilusión  disfrutar. Yo había estado una vez en 1973 trabajando como inmigrante –al mes me canse de lo racistas que eran los suizos y volví a casa- en unos grandes almacenes para hacer frente parte de mi “costosa” formación en Madrid. La segunda vez que volví, ya con Sisi, fue por un incidente grave que le ocurrió a mi hija mayor. Asi que esta era la ocasión de desquitarnos. Como además el día continuó muy soleado la aproximación a Zurich fue muy agradable. Un valle precioso encauzaba la ruta del avión de Iberia que nos conducía a nuestro deseado destino. Primero el río Aare, después el río Limmat. No sabría decir si son paisajes alpinos o continentales. No perdí un minuto para disfrutar de la luz que iluminaba el verde de las laderas de las montanas. El cielo azul sin una sola nube –ojala sea asi toda la semana, pensamos- y una serie de casas que a modo de pueblos pequeños se desperdigaban alrededor de los mencionados ríos. Pero hete aquí que me fijo en una construcción muy industrial y que con una cúpula semiesférica parecía una central nuclear. No puede ser que un país tan rico y tan moderno tenga algo tan “peligroso” pensé. Nos lo confirmaron a nuestra llegada a Zúrich, efectivamente era una central nuclear con dos reactores, el  Beznau I y II; al parecer hay un proyecto de poner un tercero.


Listos son los suizos, como los franceses, o como los alemanes que en vez de depender de los combustibles fósiles que contaminan una barbaridad y lo tienen que comprar, tienen garantizada una energía barata y segura. Y permítase que deje para otro momento mi opinión sobre la energía nuclear.

Y sigo con los suizos. Llegamos a Zúrich. ¡Qué bonito¡ Todo perfecto. Las casas como de tiralíneas. Las tiendas, las más caras, y relojes cientos de miles, baratos caros, etc. Y el chocolate. Que rico debía ser, yo no lo probé. Y la universidad, la mejor del mundo, y los museos, miles. Barcos por el lago glaciar del rio Limmat. Bancos, muchos bancos, también algunos para sentarse. Aseguradoras. Increíble.

Al día siguiente una guía local nos llevo a dar una vuelta por la ciudad. Fuimos al centro; la Bahnhofstrasse, la milla de oro en donde se ubican las mejores tiendas del mundo mundial. Subimos a la antigua muralla, con una vista al centro histórico interesante. Paramos porque la guía nos quiso explicar un poco de la cultura suiza. Empezó diciendo que los suizos no aprendían a leer hasta muy adentrada su niñez. Les enseñaban antes educación y principios porque para ellos era muy importante, ser hombres –y mujeres, como decía la guía. Los colegios eran muy buenos y muchos de ellos tenían piscinas climatizadas. Toda la enseñanza era gratis. Decían con mucho orgullo –sin prejuicios- que por la educación suiza salían muchos premios noveles. ¡Qué panegírico nos hizo la joven¡ Que apología al país de los “cucos”. Pobres españoles del gorgojo en los colegios. Yo no sé si la economía del Rolex y chocolate se permite esos dispendios, pero lo que si es cierto que a los niños y jóvenes suizos les deberían decir que en los bien guardados bancos suizos depositan allí sus grandes fortunas los grandes dictadores o chorizos-políticos de España, Sudamérica, África y demás familia. Y no creo que rueguen nada por su alma, al contrario, a ver como se compran un Bugati o una casa en el Caribe.


Y nosotros con los “Mas” o menos, con los “Urdanga” y su señora casi reina blindada. ¡Que tiempos nos deparará el futuro¡ porque lo bueno sería olvidarnos de o de atras. Como si no hubiese pasado. Levantarnos de un sueño y tener a nuestros hijos en colegios con piscina y calefacción y libros y libertad de cátedra.