Como os había
prometido paso a comentar algunas curiosidades sobre el ranking de las
Universidades del mundo que más empleo crean (Dios me libre de la osadía de
hacer un estudio político sociológico de este ranking y más teniendo yo una
profesión fundamentalmente técnica; eso se lo dejo a los Arriola y padres de la
estadística). Me facilita esto de una lectura tranquila a la luz de una mañana
de niebla de las encantadores días del diciembre castellano. Digo encantadora
porque como es bien patente, mañana de niebla tarde de paseo.
He preparado una
tabla con tres columnas. En la primera coloco el país. La segunda el número de
universidades de ese país en el ranking –recuerdo que son 150 universidades en
todo el mundo- y en la tercera una valoración que tiene en cuenta su
clasificación, dando un valor máximo de 150 puntos a la universidad colocada en
el primer puesto y 1 a la que está en el último. Como cualquier lector avizor
puede apreciar, esto no es muy exacto, pero no se me ocurre otra ponderación.
Cogiendo las 10
mejores hay seis universidades americanas, dos inglesas, una alemana y una
japonesa. La que encabeza el ranking es la universidad de Cambridge. Curioso,
el año pasado la que lo encabezaba fue la de Oxford. Se alternan el puesto como
las regatas en el rio Támesis (estas regatas entre esas afamadas universidades
tienen una audiencia televisiva de 500 millones de espectadores).
Es abrumador el
numero de univeresidades de USA. Supone casi el 30% del total. Ahora que china
ha alcanzado a Estados Unidos en PIB, se puede ver fácilmente como lo ha
conseguido –pena- haciendo jerséis y teléfonos que venden los americanos o
europeos a 10 o 20 veces más. Valor añadido se llama. Carama cuanto. He entrado
en la biografía de Steve Jobs y Bill Gates y curiosamente no han estudiado en
ninguna de las mencionada en el ranking. Supongo que serán las excepciones que
cumplan la regla. Invito a que alguien haga una lista de nuevos ricos del mundo
y vea en que universidad estudió.
Ahora que esta muy de moda el idioma español; solo 5 universidades (dos mas en Mejico) con un 2,1 % de la empleabilidad del mundo están en la lista que comentamos. Eso dice mucho de la ididiosincrasia de la cultura exportada a Sudamérica. Y si incluimos el área portuguesa, irrelevantes 2 universidades en Brasil sin relevancia alguna.
Es impresionante la
envergadura económica de una universidad americana. He cogido al azar la de
Stanford. Estudian casi 16.000 alumnos. Tienen 1 profesor por cada 5 estudiantes.
Un presupuesto de 1.330 millones de dólares. Hay 700 edificios principales con
una superficie de 8.180 hectáreas – un cuadrado de 9 kilómetros de lado, o
8.000 estadios de de futbol que es lo que está de moda- Impresionante. El costo
por alumno es de 83.700$ que supuestamente es la matricula que tienen que pagar
allí, aunque es posible que haya mecenas y patrocinadores además de la venta de
patentes lo que soporte el tremendo presupuesto. Invito a los curiosos que lean
la biografía de los fundadores de la Universidad, Jane y Leland Stanford.
He intentado recabar
en la Universidad Complutense algún dato que pueda darnos la
magnitud de ella y me he encontrado con una página totalmente reivindicativa
que da imagen del gran problema que tiene la Universidad pública española.
Permítaseme que haga
un juicio de valor. Son bien conocidos los personajes como el rector de la universidad complutense o la camarilla que
controla la facultad de ciencias políticas de todos conocidos. Que se puede esperar de ella. De la Universidad quiero decir.
Alguien me dirá que
no se puede comparar una universidad privada con la publica, pero por lo menos
copiar lo bueno de aquellas.
Parece mentira que
los españoles tengamos fama de poco inventores y de copiones como decía Román en un famosos
artículo de Miguel de Unamuno:
Román: Inventen, pues, ellos y nosotros nos aprovecharemos
de sus invenciones. Pues confío y espero en que estarás convencido, como yo lo
estoy, de que la luz eléctrica alumbra aquí tan bien como allí donde se
inventó.
Sabino su
interlocutor le contestó: Acaso mejor.
¿Y con que facilidad
inventamos vericuetos para quedarnos con lo ajeno?